Comer en Cantabria / J. R. Saiz Viadero. Prólogo de Eugenio Domingo. Cubierta e ilustraciones J. Ramón Ballesteros.
Madrid, Ediciones Penthalón, 1981 (Maribel, Artes Gráficas).
198 páginas : il. ; 19 cm.
D.L.: M 24709-1981
ISBN: 84-85337-45-X
TEXTO:
PRÓLOGO
«COMER EN CANTABRIA» es un libro que explica muchas cosas al respecto, comer donde sea debe ser considerado como algo muy importante, y se debe procurar hacerlo siempre lo más cuidadamente que sea posible.
Así pues situémonos ya en Cantabria, y dispongámonos a comer. Empezaremos por unas verduras de la tierra, ricas lechugas, buenos tomates, excelentes cebollas y con esto ya tenemos una magnifica ensalada para comenzar, claro que también podríamos añadirle unas anchoas que habremos encargado con anterioridad a Zacarías, el de Risco de Laredo... Luego un pescado, hay donde escoger desde la reina merluza al humilde chicharro, pasando por lubinas, meros, rapes, cabrachos y un larguísimo etcétera ... Digamos que el apetito es grande y queremos acabar con carne, podemos preparar unos solomillos que habremos hecho traer de la zona de la montaña, Reinosa o Potes, y de ahí precisamente nos mandarán las más sabrosas manzanas que imaginarse pueda cualquiera de esos adanes que todavía
circulan por el mundo. ¿Qué tal el menú? Se puede añadir un buen queso que por esa tierra todavía los hay de gran calidad ... Pero más vale que dejemos de ponernos los dientes largos. Cantabria, culinariamente hablando, es una gran desconocida y su cocina autóctona más aún. Como la mayoría de las regiones españolas, ésta se ha quedado solamente para los hogares, mientras que los restaurantes han derivado hacia lo típical spanish, ¡qué pena! Pero, el negocio es el negocio, y la paela -que dicen los turistas- trae consigo la pela. Felizmente hay casos - Víctor Merino, por ejemplo-, de profesionales de la restauración que se dan cuenta del grave error que es perder esos platos que pueden ser considerablemente mejorados y causar el deleite palatial del cliente. Hay que ir siempre en busca de la sorpresa, de la agradable por supuesto, y Cantabria puede surtirnos algunas de ellas. Precisamente por eso le encargamos este libro a J. R. SAIZ VIADERO, para que esas sorpresas se produzcan con conocimiento de causa. De acuerdo con el autor iremos saltando de un lado a otro y de cada sitio él nos revela, no sólo lo mejor, que eso sería fácil, sino asimismo lo peor. Es Saiz Viadero quien se enfrenta con el peligro, nosotros vamos a cosa hecha, acudimos sabiendo mucho de lo que nos pueden ofrecer y cómo han de hacerlo. Tenemos suerte, ¿no les parece?.
Pasear así por Cantabria vale la pena, y seguramente, lo mismo me sucedió a mí, se harán ustedes «fans» de estas tierras, porque claro, hay mucho que conocer y cuando uno muerde la manzana (a poder ser de Potes) la imaginación se excita y las ansias de conocerlo todo son irrefrenables. Quiero decirles
que el autor es hombre que conoce el percal y que no se anda con chiquitas, da a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, y eso, siendo. del lugar, no es tan fácil como a primera vista parece. Posiblemente si este libro hubiese sido escrito por mí, se hubieran encontrado ustedes ante algo más dulce, halagador, por aquello de no meter la pata y por ende, como soy un enamorado de estos pagos,
hubiese sido mucho más difícil que encontrase los defectos que Saiz Viadero nos comenta y con lo cual nos hace, a mi entender, un nada flojo favor.
Lector acurrúcate en un sillón de tu casa, allí donde solamente te llegue como fondo una suave música -yo te propongo «Las cuatro estaciones» de Vivaldi- y súmele en la lectura de este volumen que tienes entre las manos.
Observarás que el autor es un hombre desenfadad o y no se anda con remilgos, lo que necesariamente es bueno.
Eugenio Domingo.
Localizaciones:
Biblioteca Central de Cantabria (Santander)
Museo Marítimo del Cantábrico (Santander)
Biblioteca Pública Sánchez Díaz de Reinosa
Biblioteca Pública Miguel Artigas de El Astillero
Red de Bibliotecas Municipales de Santander
Biblioteca Pública Guillermo Arce de Los Corrales de Buelna
Biblioteca Municipal José María de Pereda de Polanco
Biblioteca Municipal Elena Soriano de Suances
Biblioteca Municipal de Valdeolea
Biblioteca Municipal Francisco Sota de Renedo de Piélagos
Biblioteca Municipal Ramón Pelayo de Solares (Medio Cudeyo)
Biblioteca Municipal de Colindres